
El Papa expresó además su confianza en que “la comunidad internacional vigile atentamente las condiciones de vida de los niños, en particular allí donde están expuestos a ser reclutados por grupos armados y que ayude a las familias a garantizar a todos los niños y niñas el derecho a la escolarización y la educación”.
Francisco recordó también la conmemoración de la Presentación de María en el Templo, y pidió dar gracias a Dios en ese día por “el don de la vocación de los hombres y mujeres que, en los monasterios y ermitas, han dedicado su vida a Dios”.
“Que no les falte nuestra cercanía espiritual y material para que las comunidades de clausura puede cumplir su importante misión, en la oración y el trabajo silencioso”, pidió.
A los peregrinos de Polonia que participaron en la Audiencia General, en particular a los miembros del Sindicato Autonómo de los Trabajadores “Solidarnosc”, el Papa les señaló que “desde hace treinta y cinco años su sindicato está comprometido con el mundo del trabajo, tanto físico como intelectual, así como en la protección de los derechos fundamentales de la persona y de la sociedad”.
“Sean fieles a este compromiso para que los intereses políticos o económicos no prevalezcan sobre los valores que constituyen la esencia de la solidaridad humana”, exhortó.